Actualmente Argentina produce alrededor de 60% de la yerba mate del mundo, y cada uno de sus habitantes consume, en promedio, 6.8kg por año, lo que equivale a cien litros anuales.

El consumo de yerba mate data desde antes de la llegada de los españoles a Argentina, quienes en el siglo XVII fueron los responsables de expandir su consumo en Misiones y Corrientes, además de en otros países como Paraguay y Brasil. Entre los siglos XIX y XX, el árbol de mate se empezó a cultivar de forma industrial, abriendo así el camino a los sistemas de plantación moderna. En 1930 Brasil volcó su interés hacia la producción de café, quedando Argentina como el principal productor y consumidor de la yerba mate, activando la economía de la provincia de Misiones, donde los jesuitas habían tenido la mayor parte de sus plantaciones.

El mate cebado es la forma tradicional de tomar esta infusión, y se ha convertido en parte esencial de la cultura argentina. Esta tradición es sinónimo de convivencia social y consiste en tomar la yerba mate con una bombilla (popote de metal) que se inserta en un mate hecho de calabaza, madera o metal. El mate se “ceba” con agua caliente y se le puede añadir azúcar, mezclarse con cáscara de naranja o hierbas como manzanilla y menta. A la versión helada se le suele agregar jugo de limón.